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Cullera cumple todos los requisitos para ser el paradigma de pueblo mediterráneo. En plena costa valenciana, esta localidad a caballo entre el mar y la montaña disfruta de temperaturas suaves durante todo el año, un centro histórico encantador y la tranquilidad necesaria para convertirse en un auténtico refugio vacacional a orillas del mar. Muy cerca de la Muntanya d’Or y del río Júcar, Cullera ha ido creciendo en las últimas décadas sin olvidar su patrimonio ni sus tesoros naturales. Además, su cercanía a varios lugares de interés la convierten en el centro de operaciones ideal para una visita a la costa valenciana. A poca distancia se encuentra la capital de la región, Valencia, así como el Parque Natural de La Albufera, sin olvidar los innumerables centros históricos y playas que bordean esta zona del litoral.
Por si sus atractivos naturales no fueran suficientes, Cullera cuenta con la ventaja de unas excelentes comunicaciones con Madrid y Barcelona, las dos ciudades españolas más pobladas. La calidad de las aguas que bañan la costa valenciana y las temperaturas suaves han ayudado a que esta región se convierta en el escape de las capitales en busca de buena gastronomía, deportes al aire libre y tranquilidad. Otra de las señas de identidad de Cullera y sus alrededores es precisamente uno de sus signos distintivos: los naranjos. En esta zona, grandes extensiones de campos de naranjos se extienden en lo que se ha convertido una de las grandes huertas de Europa. El aroma del azahar baña la localidad y se extiende hasta playas como la de Faro o San Antonio, dos de los arenales que se pueden visitar en los más de 13 kilómetros de costa en los que perderse junto al Mediterráneo.