Aranjuez, un paseo por la historia
Repasando sus atractivos y palacios, es fácil recrear la importancia de esta localidad madrileña en la historia española y comprender por qué Aranjuez sigue siendo una de las ciudades más interesantes del país. Su casco antiguo, declarado Conjunto Histórico-Artístico, rivaliza en interés y belleza con los palacios y jardines que discurren a orillas del Tajo. Los paseos turísticos por esta zona aprovechan la belleza de los paisajes y acompañan el recorrido con las notas del famoso “Concierto de Aranjuez”, y no es de extrañar que la majestuosidad de esta ciudad inspirara incluso piezas musicales. Aranjuez es el mejor ejemplo del espíritu de la Ilustración, en un esfuerzo por plasmar el equilibrio entre los elementos naturales y el hombre. Todo, desde la forma y el diseño de los paseos naturales hasta la distribución de las estancias reales, trata de recuperar los ideales de belleza más humanista. Los esfuerzos se vieron recompensados con distinciones como la de Paisaje Cultural de la Humanidad, otorgada por la UNESCO en el año 2001. Y los que quieran recrear la historia que imaginarán en estos paseos, nada mejor que acercarse a celebraciones como el Tren de la Fresa o la celebración del Motín de Aranjuez, ambas calificadas de Interés Turístico Nacional.
Parte de los Reales Sitios
Aunque los orígenes de Aranjuez son anteriores, lo cierto es que la distribución actual de la ciudad tenemos que buscarla bajo el mandato de Felipe II, que en el siglo XVI integró a la localidad en los “Reales Sitios”. La afluencia de monarcas posteriores como Felipe V o Carlos III, en los dos siglos posteriores, convirtieron a Aranjuez en un lugar frecuentado por aristócratas y la corte, donde se mezclaban, en aquella época, los rasgos más característicos de la Ilustración. De sus postulados se tomó, sin ir más lejos, el trazado de las calles, que se conserva a día de hoy. Como testigo de excepción de esta época de esplendor, hay que destacar el Palacio Real, una obra comenzada por Juan Bautista de Toledo, el que fuera arquitecto de Felipe II. Las aportaciones posteriores de Juan de Herrera o de Francisco Sabatini moldearon finalmente un monumento que, junto con los famosos Jardines de Aranjuez, de visita obligada, es el más representativo de esta localidad de aires señoriales.